sábado, 19 de noviembre de 2011

VIVENCIAS DE UN VELORIO


El siguiente post no es una burla, es una recopilación de las experiencias vividas en los velorios a los que he ido a lo largo de los pocos años de vida que tengo, jajajajaja.

Todo empieza con la noticia, un momento de desconcierto en los que piensas en el antes y el después, unos lloran, otros ven llorar y en medio del dolor se torna irónicamente a organizar la última celebración, la noticia se propaga, unos se lamentan, otros pasan igual, los peores sienten algún aire fresco, todos en torno a la desaparición.

Hasta ahí todo normal, para que todos me entiendan me tomo el trabajo de ubicarlos temporoespacialmente, vivimos en el municipio de Sabanalarga, norte de Colombia, pleno siglo XXI. La cuestión es que empiezan a circundar los mitos en el ambiente, que el vasito de agua detrás del féretro, que las flores, los velones, que las piernas hacia adelante, que la última voluntad, que si en la casa o en la funeraria, que quiten toda la decoración de la casa, en fin unas locuras que no termino de comprender.

Para echarle más leña al fuego dicen que no hables mal del fallecido, que no escuches música, que te coloques de pie cuando lo lleven hacia la tumba, que no puede pasar dos veces por la misma calle, que tiene que ir de frente, que no lo pueden meter al revés en su nicho, mejor dicho, que parafernalia, por eso es que cuando muera que me quemen, perdón, perdón, que me cremen.

Hay quienes luego de tanta locura y dolor les toca atender gente, repartirles tinto y marucha (infusión hecha a base de hierba de Limón, panela y pimienta), programar el novenario, las letanías, el mes, y los respectivos recordatorios, es eso justo, para qué carajo reparten novenitas, biografías, epitafios, rosarios, botones, escapularios, esquelas, cds, denarios, crucifijos, de todo; no vale la pena perder la plata de esa forma.

Para agregarle una perla al collar, no deja uno de ver la velación donde hay repelentes que compran alcohol, otros que toman marucha cuantas veces pasan, los que se duermen haciendo el rosario, la que se viste de morado y/o lila, la que va como si se fuera para una fiesta, los que le dan pésame a todo el mundo, el familiar que llora cada vez que ve al que sea y luego da órdenes, la que llora escandalosamente y se desmaya y luego le echan alcohol para que se recupere, en fin todos unos personajes extraordinarios.

En la iglesia todos expectantes, a ver cuánta agua bendita echa el padre para bendecir el ataúd, no faltan los que llegan media hora después de iniciada la eucaristía y quienes dan el “´pésame” justo cuando dan la paz, quienes ven el féretro cuando comulgan y quienes al lado de tu puesto no dejan de comentar “ay niña estaba joven” cuando tenía 65 años…

No faltan las ridículas que discuten que es luto y que no lo es, que guardan consideración porque el fallecido es primo de la cuñada del marido de la sobrina del marido, es que parece que lo hicieran de hobbie, discuten si es beis, si no es negro, si se maquilla, si no lo hace, si vio la fiesta, ni no la vio, si canto una canción, si no la cantó, en fin que joda tan arrecha es morirse, que la gente critica hasta con que ropa metieron al muerto en el ataúd.

Uno va tener que no morirse, porque que vainas que hay que ver para dar el último adios a ese amigo, familiar, vecino, etc. Ya sabe, no se muera, y si va a morirse como última voluntad pida que no hagan de su velación un manicomio. Gracias.

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