miércoles, 13 de diciembre de 2017

QUÉ AH?


Lo más valioso que nos deja el tiempo son las enseñanzas, pero aun viviendo mil años si no corregimos o mejoramos, nada de ellas habrá valido la pena. Muchos años, son muchas oportunidades de aprovechar, son muchas fotografías, son muchos momentos en la memoria, son tal vez muchos recuerdos; pero es allí donde nace la pregunta ¿qué tan valiosos son esos recuerdos? o quizá ¿qué le han dejado a mi vida?, esas son preguntas que tal vez no podremos responder ahora, si no luego de otras muchas experiencias.

Pero caminaremos, lo seguiremos haciendo hasta tanto el destino y lo divino permitan nuestra estancia en el, nuestras acciones y decisiones serán la consecuencia de la luz o la oscuridad en la que transitemos o la velocidad a la que viajemos; sin embargo habrá un inexorable número de factores ajenos a nuestra voluntad que en alguna forma impedirán que el viento circule libremente, que tal vez no podremos controlar en la forma necesaria, y que al final de la historia serán nuevamente una corona que alguna vez nos nombró soberano de una vida, pero que ahora no hace otra cosa más que hacernos pesado el camino que transitamos.

Entonces, gritamos al mundo: ¡ya basta!, pero ¿ya basta de qué?, creo que sería que sería ya basta de nosotros mismos, de cometer los mismos errores y de protagonizar las mismas historias, ya basta de dar todo y recibir nada, luciendo cual mártires sin intentarlo, siendo todo aquello que señalamos sin advertirlo, caminando en aguas mansas, ahogándonos en un vaso que no se sabe si está medio lleno o medio vacío.

Todo ello, fecunda un fenómeno al que necesariamente hay que llamar, “la víctima”, porque fuimos víctimas de engaños o rechazos, víctimas de lo que no debió ser pero permití, o víctimas de estar estático ante el dinamismo evidente de un mundo que gira en torno al banal superficialísimo, de darle espera a algo que ya se terminó, o sencillamente de no querer explicar la emoción que asecha por el temor de encontrar la verdad que nos termina de romper el alma o el corazón.

Pero todo esto es basura, porque mil palabras de razón son generalmente vencidas por una parazón, porque hay cosas que sencillamente no conocen razones, ni se fundan en claridad; todo esto es simplemente una coherente historia basada en casos de la vida de mentiras que creímos real.
Así fue, así pasó, y no sé qué cambió, espero que algo.