Constantemente el mundo se vuelve en torno a los inteligentes, reclamándole creerse superiores, y no es que existan superiores, es que hay quienes se preocupan por avanzar, por ir mas allá de lo establecido y entender lo que otros no le importa o no quieren entender.
Muy pocas personas tenemos la oportunidad de viajar alrededor del mundo y ver con sus propios ojos que es lo que en realidad pasa en esos lugares recónditos que solo vemos en la televisión o la internet, de resto solo somos humanos que conocemos y nos desarrollamos en el entorno en el que la vida nos dio la oportunidad de estar, solo por esa condición tenemos la tendencia de ignorar por completo el resto de las culturas del mundo y desconocer toda la vida que lo que para nosotros es un arte natural, para otros puede ser un pecado capital.
Por tal efecto en el mundo existen los pseudointeligentes que van destruyendo cualquier moción de progreso en cualquier comunidad, aquellos que creen conocer la vida y no saben lo pequeños que son, y lo insignificantes que se vuelven al mostrar hipótesis que no existen en un mundo de humanos que no hacen parte del grupo de los ignorantes; e ignorantes no es ser malo, es simplemente desconocer los estatutos básicos de la vida, lo malo sería rehusarse a practicarlos al momento de conocerlos.
Mientras haya vida hay esperanza, mientras haya esperanza hay fuerza, mientras haya fuerza hay motivos para seguir y no por pequeños ignorantes vamos a derrumbar una fuerza en la que creer se vale. La inteligencia no se mide en cuántos libros te has leído o cuantos títulos has obtenido, no se mide tanto en las experiencias que has tenido si no en cuanto has aprendido de ellas; la oscuridad puede ser beneficiosa como la luz puede ser perjudicial, en la identificación de las esas diferencias esta la respuesta de si seguir adelante o declinar.
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