Viviendo el presente es cuando mas anhelamos un mejor futuro, siempre quejándonos de todo lo que nos pasa, de lo que no tenemos y nos hace falta, queriendo hacer muchas cosas, vivir emociones para las que seguramente aun no estamos preparados. Muchas veces en nuestros adentros, en los rincones más recónditos de nuestro corazón, viven sentimientos que alcanzan a oprimir nuestro pecho y hacer que nos sintamos impotentes ante todo lo que queremos hacer y no podemos, independientemente de las condiciones en que estemos; existen muchas cosas que nos alegran los días y que nos motivan, y es eso lo que hay que tomar en cuenta para vivir nuestras etapas.
En nuestro afán de la búsqueda del mundo ideal, creemos hacer las cosas correctas con tal de disfrutar de lo que nos gusta, creemos que nos hacemos bien al hacer lo que creemos es correcto para la vida, y son todos esos conflictos en nuestro interior los que hacen que cometamos errores constantemente y no aprendamos de nuestros errores. La cuestión es que te empieces a enterar de quien eres y que es lo que realmente quieres, para que le sirves a la sociedad, para que viniste al mundo, si eres un humano de verdad.
Tantas veces la impotencia alcanza a perturbarnos, la necesidad de experimentar a desesperarnos, la desesperación a embarrarla y al embarrarla hacer daño a nuestro alrededor; lo que hay que hacer es no dejarse carcomer el alma por pensamientos destructivos, porque aunque suene a derrota, la constancia logra vencer lo que la dicha no logra alcanzar.
Se que algo parecido a la envidia a rondado las mentes de todos nosotros, buena o mala es envidia, y pueda que no lo reconozcas, pero que la has sentido, ¡la has sentido!, al ver en otros todo aquello que soñamos, al ver en manos de quienes no lo merecen todo por lo que hemos trabajado, pasa que te vuelves eufórico aunque lo controles, por eso te digo vive tus etapas que cada quien recibe lo que se merece, cada quien cosecha lo que siembra y el que bien ha hecho excelente lo tendrá y el que mal ha obrado en el infierno estará.
Nada es gratis, nada es regalado; hay que hacer merito por las cosas, si que no pretendas cosas por las que no has trabajado, no sueñes con volar cuando no has comprado alas, no esperes sentir lo que para ti no es tiempo de sentir, aprende que cada cosa tiene su momento, su hora, cada situación tiene su lugar, su espacio, cada oportunidad llega porque llega, cada cosa es en el tiempo de Dios.
En nuestro afán de la búsqueda del mundo ideal, creemos hacer las cosas correctas con tal de disfrutar de lo que nos gusta, creemos que nos hacemos bien al hacer lo que creemos es correcto para la vida, y son todos esos conflictos en nuestro interior los que hacen que cometamos errores constantemente y no aprendamos de nuestros errores. La cuestión es que te empieces a enterar de quien eres y que es lo que realmente quieres, para que le sirves a la sociedad, para que viniste al mundo, si eres un humano de verdad.
Tantas veces la impotencia alcanza a perturbarnos, la necesidad de experimentar a desesperarnos, la desesperación a embarrarla y al embarrarla hacer daño a nuestro alrededor; lo que hay que hacer es no dejarse carcomer el alma por pensamientos destructivos, porque aunque suene a derrota, la constancia logra vencer lo que la dicha no logra alcanzar.
Se que algo parecido a la envidia a rondado las mentes de todos nosotros, buena o mala es envidia, y pueda que no lo reconozcas, pero que la has sentido, ¡la has sentido!, al ver en otros todo aquello que soñamos, al ver en manos de quienes no lo merecen todo por lo que hemos trabajado, pasa que te vuelves eufórico aunque lo controles, por eso te digo vive tus etapas que cada quien recibe lo que se merece, cada quien cosecha lo que siembra y el que bien ha hecho excelente lo tendrá y el que mal ha obrado en el infierno estará.
Nada es gratis, nada es regalado; hay que hacer merito por las cosas, si que no pretendas cosas por las que no has trabajado, no sueñes con volar cuando no has comprado alas, no esperes sentir lo que para ti no es tiempo de sentir, aprende que cada cosa tiene su momento, su hora, cada situación tiene su lugar, su espacio, cada oportunidad llega porque llega, cada cosa es en el tiempo de Dios.
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