sábado, 20 de agosto de 2016

PENSAMIENTO POLAROID


Escuchaba una melodía mientras apareció tu foto, suspiré de momento y supe que involuntariamente había estado regando una planta que no sembré, silvestre, sin saber cómo llegó ahí, descubriendo todas sus propiedades; y pude explicármelo.


Ilusiones muertas se habían estado sobreponiéndose por encima de las virtudes, miedos incólumes estaban terminando de partir los pedazos de corazón que se mantenían con vida y entendí en ese preciso instante que ellas son completamente renovables, que renacen una y otra vez de las cenizas sin importar lo duro del impacto o el ímpetu del fuego que encendieron las brasas del sufrimiento circunstancial.

Pero ésta vez llevo los callos de la vida, entendiendo una emoción como producto de las reacciones inexplicables, de ingenua naturaleza, libre pero lleno de fuerza, sin olvidar las veces en las que reímos como si no tuvieras control de nuestro propio mundo, como las veces que andamos sin saber para dónde, pero andamos.


No es amor, ¡no lo es!, ni tampoco lo es la sensación que nuestro imaginario produce, es una emoción, una ilusión controladamente involuntaria, que pueda que llegue hasta hoy, pueda que llegue hasta siempre; no lo sé. ¡No lo se!

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