Es difícil hablar en un idioma
universal, porque somos tan inconscientemente arraigados a la cultura que se da
en el entorno en el que vivimos que se nos es difícil expresarnos en términos
generales, para dar entender justo lo que queremos entender, y no sé de la
situación de jugar al teléfono roto; sin embargo los comportamientos sociales
tienden a tener los mismos códigos sin discriminación de comportamientos
culturales, en otras palabras, la guerra del sexo más fuerte, los puntos de
vista políticos, los conflictos religiosos (creencias), los tecnócratas, la
batalla del centavo, la sexualidad y la familia.
La sociedad está llena de tantas
cosas incomprensibles que no entiendo que es más triste, si quienes abusan de
los demás en cualquier instancia o quienes juzgan al resto solo por cómo se ven
y no hacen absolutamente nada por despejar todas las dudas que llegan a la
mente cuando vemos a gente sustancialmente diferente.
Las relaciones están llenas de
estereotipos, crecemos con la concepción de deber y tener que hacer muchas
cosas que no nos gustan, creyendo que hay que decir esto en vez de lo otro, de
hacer a en vez de b, de caminar en lugar de correr de hacer cualquier cantidad
de cosas que ni siquiera son funcionales para la humanidad.
Hay gente impartiendo valores por
todas partes, gente tratando de meterte la palabra de Dios por el culo, un
canal religioso por cada cinco canales, y son precisamente algunas de esas
personas quienes más predican los que menos practican, y es que hacen el
ridículo cuando se dirigen hacia ti y te hablan de hermano, amén, alabado sea
Dios, gloria, ALELUYA. Considero que son
palabras tan serias que solo se deben usar en el contexto de darle la gloria a
Dios pero las cito solo para reírme de quienes hacen mal uso de ellas y creen
que van a alcanzar el cielo siguiendo esas falsas practicas que unos cuantos
creen que garantizan el permiso de San Pedro. Quiero aclarar que si soy
católico, pero a veces no lo recuerdo, porque han sido los mismos hombres los
responsables de tanta gente atea, inventando cada ridícula celebración que se
les ocurre, bendiciendo cada litro de agua que se toman, escuchando diez horas
de misa por semana, y algo que me parece tan deprimente que es escuchar esas
eternas alabanzas en recintos cerrados, donde se escucha una voz gritando
que Jesús es tu amigo, vamos, y las
reflexiones son lo peor, nada que ver, y lloren y chisten quienes tengan que
hacerlo porque no me importa y no crean que por escribir esto me voy a ir al
infierno, al contrario me he ganado el cielo más que esos que hacen el ridículo
yendo de puerta en puerta supuestamente
evangelizando, que quienes alaban a Dios yendo eternamente a grupos religiosos
que parecen no terminar, donde hay profetas que hacen casi lo que un brujo o
tarotista, que quienes llevan permanentemente un rosario colgado al cuello, una
“aseguranza”, o cualquier rito, objeto o situación parecida. Yo he hecho mucho
de lo que aquí menciono y por eso considero tener la potestad de hacer esta clase
de comentarios porque se clase de simplicidades que se dan allí.
Te han criado con reglas
estúpidas, reglas sin valor y sin
sentido, y se nos han metido tanto en la piel que ni con este siglo creo que se
empiecen a extinguir, que los hombres no lloran, que las mujeres son las del
quehacer, que el hombre trabaja y aporta el sostén del hogar; me refiero justo
a eso que sabemos todos, ahora quiero mencionar esas reglas que no se mencionan
pero son las que más se meten en la piel y distorsionan cualquier pensamiento
objetivo y hace que vivamos en una sociedad desequilibrada, en poder de quienes
no poseen las cualidades para darle equidad a la vida. Cosas que no se dicen
pero se saben, tales como la libertad que se le dio al hombre y todo lo que se
le prohibió a la mujer, tales como que pensamos que las profesiones han de
ligarse al sexo y en nuestros pensamientos siempre decimos enfermera, no
decimos enfermero, cuando hablamos de spas o salas de belleza, solo pensamos en
mujeres y homosexuales, cuando hablamos de mineros, no se nos ocurre una
minera, una mujer que maneje maquinaria pesada, un hombre que haga pedicura,
siempre pensamos en la muchacha del servicio, no pensamos en el muchacho del
servicio y aunque sea información decodificada de tiempo atrás no hemos sido
capaces de romper las ataduras y la tendencia es a pensar exactamente lo mismo
en las relaciones sociales que existen entre una persona y otra, como pensar
que las mujeres hermosas son dueñas de algo solo por sus atributos, que la
amistad entre sexos opuestos es imposible porque una de las partes entonces
tiene una carácter sexual diferente, que la pinta dice exactamente quién eres,
que escuchar cierto tipo de música te hace un marihuanero. Ligamos casi que
inmediatamente las características a los comportamientos y lamento que sea así,
porque ya es una acción tan natural que ni en la sociedad más evolucionada del
planeta es diferente.
Es difícil cuando alguien trata
salirse de su cultura, cuando alguien prefiere rock en vez de vallenato, cuando
alguien prefiere una mimosa en vez de un trago de aguardiente, y esto está muy
fuera del género, va más allá de la familia, es algo con lo que se nace, son
muchas ilusiones que forman un gran sueño, eso es bonito hasta ahí, pero no se
porque hay gente animal que se empeña en arraigarse a esos
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