Han pasado ya 3 meses desde que
estoy aquí, han pasado tantas cosas y nada que suelo confundirme con ciertas
apreciaciones. No puedo desconocer que el cambio fue lo que esperaba y más,
porque a pesar de lo que no ha llegado, tengo una nueva visión de las cosas,
tampoco puedo ser tan trascendental y decir que mi vida ha cambiado para
siempre porque no es así, simplemente nuevos aires, nuevas personas y otros
aspectos por conocer te dan una nueva perspectiva y variedad de cosas por
pensar, hacer y decidir.
El tiempo corre más rápido al
parecer y tus intensiones varían según lo que vas descubriendo, porque cada
salida es un desafío con tus límites y tus metas por cumplir, son muchos
caminos que se presentan unos muy fáciles de desechar, otros duros de dejar,
pero en el fondo del corazón hay un verde que no deja que te rindas, no se si
es el cielo o la idea de que todo es más grande, quizá sea la comodidad del
clima, quizá sea que a todos le vale madre las cagadas que quieras emprender.
Es una libertad rara, porque a pesar de tener todos los caminos a disposición
se encuentran ciertas ineludibles exigencias en el camino que tenemos que enfrentar.
La visión aumenta, la mente se
abre y es innegable que el corazón se cierra, y más que yo lo tenía cerrado,
pueden imaginar un corazón de acero indolente ante la necesidad, ¡pero no! Es simplemente
que se le da el valor a las personas o las cosas según ellos te lo dan a ti, es
una especie de interés y sentimientos, la idea de que nada es gratis y así debe
ser como yo también doy las cosas, sea todo esto dicho alejado de cualquier
precepto de solidaridad, amistad, amabilidad y cualquier emoción que se genere
tras una vivencia.
Amo y odio el sistema, por la
carencia de medios de trasporte eficientes, porque me siento cual esclavo
moderno cuando en esos buses biarticulados
todos de pie aferrados a cualquier rincón, siempre con afán de lograr
tiempo o comodidad, sin importar por encima de quien pasamos. Son las largas
esperas, las largas caminatas, los eternos puentes, si llueve de repente, si
simplemente todo es gris, hasta la ropa. Pero son esas caras de felicidad, esos
viernes, muchos lugares por visitar, tanto verde y tantos planes freelance que
te dan oportunidades para no quedarte en casa.
No es como dicen y siempre he lo
he dicho, y comprobé que nada es como me lo contaron y que cada uno vive su
experiencia según su visión y principios y por lo tanto nadie puede encasillar
una ciudad o experiencia dentro de parámetros o medidas porque simplemente una
cosa es diferente de la otra, y una ciudad de convierte en una elemento de carácter
diferente cuando cada uno se empieza a relacionar con el.
¿Y me preguntan que si extraño?,
yo simplemente digo que dejémoslo así.
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