Me pregunto cuántas preguntas a diario quedan sin responder, cuánto tiempo esperamos a diario para que algo cambie,
cuántos momentos dejamos pasar por miedo, cuántos ratos hemos estado mirando el
horizonte sin pensar nada y sobre todo cuánto hemos desperdiciado nuestra vida
permitiendo que todo ello ocurra en nuestros propios ojos.
Nos lamentamos de todo lo que no fue y aún de
lo que sabemos que no va a ser, nos entristecemos por delicadeces, nos
perturbamos por cosas que al fin y al cabo nos importan poco y son esas
urgencias que creemos tener las que le roban el tiempo a lo verdaderamente
importante, así como las personas que están en nuestra vida, las que permanecen
en el tiempo y las que solo van de paso, así hay que aprender a identificar las
cosas para darles el valor que realmente merecen.
Con frecuencia encontramos mensajes de
positivismo, de superación, pero realmente hay espacios que se propician
espontáneamente, momentos que se dan por si solos, donde encontramos los
mensajes apropiadas, las señales que necesitamos, las verdades que necesitamos
para abrir los ojos, las luces para iluminar el camino.
Y el tiempo mismo siempre nos muestra en
nuestra presencia obras mismas de superación, ejemplos claros y contundentes de
que todo se puede, que no hay competencia más grande que uno mismo, que las
limitaciones son mentales y que aunque todo esto que he escrito son solo
palabras bonitas, debemos de recordar siempre que por encima de nuestra fuerza
interior, de nuestras ganas de éxito y gloria no está sino Dios y su voluntad.
Habrá desesperación, habrá desanimo, habrá desesperanza y quizá hasta
sentimientos de fracaso pero lo que tienen que sobrar son las dosis de
entusiasmo y motivación, porque son la frutica del pastel, el cilantro de la sopa,
el baile en la fiesta, la personalidad en la persona.
Y no hay momentos más felices que otros ni
objeto o persona identificable que nos pueda sobrepasar, porque las felicidades
son distintas la una de la otra y se guardan como imborrables momentos en nuestro
corazón como una sola cosa, porque la felicidad puede ser desde un beso
inesperado hasta una atardecer planeado, desde un helado hasta la compañía en
éxito de todos los que sabemos que queremos, y también sé que la felicidad es
indescriptible, llega sin aviso o simplemente se despierta porque siempre ha estado ahí dentro y muchos
ya lo sabemos.
Así que solo puedo desear que nunca falten las
oportunidades, la salud, la compañía, el amor, las caricias, los besos, los
abrazos, el dinero, el empleo, la alegría, el entusiasmo, y aunque sintamos que
todo eso está lejos de nosotros siempre habrá algo que nunca faltará, y es la
presencia de Dios.
Que nunca se apague la fuerza dentro de ti!